Por Equal Media
La preparación y desarrollo de un concepto completo está repleta de simbolismos que van saliendo a la luz conforme el tiempo pasa por las obras, es el tiempo el que las coloca en lugar sagrado para ser apreciadas cada vez con mayor veneración y reconocimiento.
Cuando la genialidad y excentricidad se fusionan el resultado es exquisito, no hay límites para la creación y lo que escuchamos es literalmente la víscera de aquellos que sin seguir lineas se aventuran a no respetar reglas establecidas, las emociones desconocen normas, cuando son traducidas al lenguaje universal de la música su alcance va más allá de la visión propia del artista.
Pasaron 10 años para que Omar Rodríguez López y Cedric Bixler-Zavala anunciaran el regreso de una banda de las bandas de culto más exitosas de los últimos años, 10 años en que la música experimentó cambios, 10 años donde la industria se ha volcado a nuevas formas y sonidos, el dueto lo afrontó publicando coordenadas y pistas que nos emocionaron esperando el día elegido por la banda.
El disco homónimo generó grandes expectativas que de inicio causaron sorpresa, el acercamiento a sonidos más digeribles o su versión bizarra del pop fusionando raíces latinas, la lírica permanece ahí, críptica y llena de mensajes que seguramente el tiempo comprenderá, la misma banda se dice más madura, concisa y enfocada, los primeros adelantos en blanco y negro con esa latinidad con la que siempre tuvieron affairs más presente que nunca.
The Mars Volta no es una banda complaciente, en cada disco el elemento sorpresa ha estado permanente en toda su carrera, el séptimo opus no es la excepción y mientras más se escucha las joyas se descubren, elementos electrónicos más presentes, la parsimonia sonora nos invita a un baile cadencioso donde no hay luz, la majestuosidad sigue ahí, madurar es hablar de nuestro presente y ser coherentes con las experiencias de vida, en el caso de los Volta apasiona el paso del tiempo, su lugar en el Olimpo fue ganado desde su primer disco, lo demás ha sido mera confirmación.
En esta entrega Equus 3 de The Mars Volta, el regreso esperado de los dioses de la experimentación sin mayor pretensión que el disfrute de hacer música.