Por: Equal Music
El mar es creador de vida, el agua se relaciona con la tempestad y la tranquilidad que le precede, todo depende de la marea, se dice que conocemos más del universo que nuestros océanos, el misticismo guardado en sus profundidades se revela de a poco.
El azul que se vuelve más negro mientras descendemos, los misterios escondidos con tintes pop, Marina de Virrey comenzó su viaje antes de tiempos pandémicos, el encierro catalizó el deseo y la construcción del disco se rodeo de magia con distancia, el trabajo de Andrés Landón y Chiquis Amaro en la producción se volvió más un deleite sonoro que está a punto de ver la luz.
La combinación de elementos y contexto pintaron de cromas azules lo que antes era negro, Virrey pasó del luto a la celebración de vida sin dejar de lado la oscuridad lírica volcada a tintes coloridos donde el resultado se volvió paleta multicolor que volvió el lienzo en figura abstracta con más cercanía a sonidos amables con la complejidad que asoma cuando se analiza bajo la lupa.
Miedos transformados en canciones, Marina está llena de pesadillas, amor, sexo, hedonista a la escucha, a los creadores de himnos atemporales, envuelto en temáticas oníricas donde el agua es el vehículo conductor de cada track, los 12 que conforman el opus en tiempos donde abundan capítulos sueltos y el crear conceptos se aleja cada vez más de objetivos comunes.
Es en esta incertidumbre cuando Virrey decide permanecer fiel a su por qué, Marina es el resultado de creadores, ilustradores, el equipo navegando por algo más grande, el sentido se aleja de lo inmediato para lograr permanencia.
Marina emerge con las olas que anticiparon llegada con Líquido, el arranque de Lobos que brincaron en la arena, el susurro del mar entre corales, Escafandras y Peces Diablo para llegar al centro donde la Perla Pop brillaba a la espera de la luz.
En esta entrega, Tobalá de Virrey, el sentimiento submarino de espíritus guerrilleros que alzan voz construyendo castillos de arena.